Según el último informe de salud de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Chile enfrenta un desafío preocupante: el 30,7 % de su población sufre de obesidad, cifra que supera significativamente el promedio del bloque, situado en un 19 %. Este dato coloca a Chile como uno de los países con mayor índice de obesidad dentro de la OCDE, solo por debajo de Estados Unidos. Comparado con el informe anterior, la situación ha empeorado notablemente, ya que en 2023 la prevalencia era del 26,4 %. Este aumento se atribuye en parte a cambios en el estilo de vida, donde la alimentación ha adoptado patrones más occidentales, caracterizados por una dieta rica en comida chatarra y bebidas azucaradas. A su vez, la disminución en la actividad física se relaciona con factores como la automatización, el uso del automóvil y jornadas laborales extensas. Otro aspecto crítico señalado por la OCDE es la alta incidencia de diabetes en Chile, con un 14 % de la población afectada, muy por encima del promedio del bloque que se sitúa en un 8,8 %. Expertos advierten que la obesidad juega un papel fundamental en esta tendencia. Para revertir esta situación, especialistas como Javier Vega (diabetólogo) y Álex Escalona (jefe del programa Obesidad y Diabetes en la Clínica Universidad de los Andes) enfatizan la importancia de fortalecer la investigación local. Destacan la necesidad de realizar más estudios específicos en población chilena para desarrollar políticas públicas efectivas adaptadas a nuestra realidad. Por otro lado, el informe también resalta algunos aspectos positivos en Chile: la expectativa de vida supera ligeramente el promedio de la OCDE, alcanzando los 81,6 años frente a los 81,1 años. Esto refleja una capacidad razonable del sistema de salud para hacer frente a las enfermedades. Fuente: Publimetro
La administración de Donald Trump ha implementado una nueva política que podría impactar en la obtención de visas para Estados Unidos por parte de extranjeros con condiciones médicas como diabetes, obesidad o trastornos mentales. De acuerdo con CBS News, esta medida se dio a conocer a través de un comunicado oficial del Departamento de Estado, el cual fue enviado a todas las embajadas y consulados estadounidenses. El documento instruye a los funcionarios consulares a considerar una variedad más amplia de condiciones médicas al evaluar las solicitudes de visa. Se establece que ciertas enfermedades podrían calificar a un solicitante como una “carga pública”, es decir, alguien que represente un posible gasto futuro para el sistema de salud del país. Además, se indica a los oficiales que también deben tomar en cuenta factores como la edad o la posibilidad de que la persona dependa de asistencia gubernamental. Aunque previamente el proceso migratorio incluía exámenes médicos enfocados principalmente en enfermedades infecciosas como la tuberculosis, este nuevo enfoque amplía significativamente las condiciones a evaluar. Expertos legales consideran que esto representa un cambio sustancial en la política migratoria sanitaria. La nueva guía otorga a los oficiales mayor autoridad para determinar si un individuo podría generar costos para el sistema de salud. En el documento se mencionan enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, condiciones respiratorias, neurológicas y problemas de salud mental como ejemplos de situaciones que podrían resultar en la negación de una visa. También se destaca la inclusión de la obesidad, señalando que esta condición puede desencadenar problemas como hipertensión, asma o apnea del sueño, los cuales requieren tratamientos costosos a largo plazo. El comunicado especifica que estos factores deben ser considerados durante el análisis del potencial económico de cada solicitante para mantenerse sin depender de asistencia pública. Además de evaluar el estado físico del solicitante, los oficiales consulares deben examinar si la persona cuenta con los recursos financieros necesarios para cubrir gastos médicos a lo largo de su vida sin depender del gobierno estadounidense. Fuente: Publimetro
Según el último informe de salud de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Chile enfrenta un desafío preocupante: el 30,7 % de su población sufre de obesidad, cifra que supera significativamente el promedio del bloque, situado en un 19 %. Este dato coloca a Chile como uno de los países con mayor índice de obesidad dentro de la OCDE, solo por debajo de Estados Unidos. Comparado con el informe anterior, la situación ha empeorado notablemente, ya que en 2023 la prevalencia era del 26,4 %. Este aumento se atribuye en parte a cambios en el estilo de vida, donde la alimentación ha adoptado patrones más occidentales, caracterizados por una dieta rica en comida chatarra y bebidas azucaradas. A su vez, la disminución en la actividad física se relaciona con factores como la automatización, el uso del automóvil y jornadas laborales extensas. Otro aspecto crítico señalado por la OCDE es la alta incidencia de diabetes en Chile, con un 14 % de la población afectada, muy por encima del promedio del bloque que se sitúa en un 8,8 %. Expertos advierten que la obesidad juega un papel fundamental en esta tendencia. Para revertir esta situación, especialistas como Javier Vega (diabetólogo) y Álex Escalona (jefe del programa Obesidad y Diabetes en la Clínica Universidad de los Andes) enfatizan la importancia de fortalecer la investigación local. Destacan la necesidad de realizar más estudios específicos en población chilena para desarrollar políticas públicas efectivas adaptadas a nuestra realidad. Por otro lado, el informe también resalta algunos aspectos positivos en Chile: la expectativa de vida supera ligeramente el promedio de la OCDE, alcanzando los 81,6 años frente a los 81,1 años. Esto refleja una capacidad razonable del sistema de salud para hacer frente a las enfermedades. Fuente: Publimetro
La administración de Donald Trump ha implementado una nueva política que podría impactar en la obtención de visas para Estados Unidos por parte de extranjeros con condiciones médicas como diabetes, obesidad o trastornos mentales. De acuerdo con CBS News, esta medida se dio a conocer a través de un comunicado oficial del Departamento de Estado, el cual fue enviado a todas las embajadas y consulados estadounidenses. El documento instruye a los funcionarios consulares a considerar una variedad más amplia de condiciones médicas al evaluar las solicitudes de visa. Se establece que ciertas enfermedades podrían calificar a un solicitante como una “carga pública”, es decir, alguien que represente un posible gasto futuro para el sistema de salud del país. Además, se indica a los oficiales que también deben tomar en cuenta factores como la edad o la posibilidad de que la persona dependa de asistencia gubernamental. Aunque previamente el proceso migratorio incluía exámenes médicos enfocados principalmente en enfermedades infecciosas como la tuberculosis, este nuevo enfoque amplía significativamente las condiciones a evaluar. Expertos legales consideran que esto representa un cambio sustancial en la política migratoria sanitaria. La nueva guía otorga a los oficiales mayor autoridad para determinar si un individuo podría generar costos para el sistema de salud. En el documento se mencionan enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, condiciones respiratorias, neurológicas y problemas de salud mental como ejemplos de situaciones que podrían resultar en la negación de una visa. También se destaca la inclusión de la obesidad, señalando que esta condición puede desencadenar problemas como hipertensión, asma o apnea del sueño, los cuales requieren tratamientos costosos a largo plazo. El comunicado especifica que estos factores deben ser considerados durante el análisis del potencial económico de cada solicitante para mantenerse sin depender de asistencia pública. Además de evaluar el estado físico del solicitante, los oficiales consulares deben examinar si la persona cuenta con los recursos financieros necesarios para cubrir gastos médicos a lo largo de su vida sin depender del gobierno estadounidense. Fuente: Publimetro