Un exfuncionario del Hospital de Osorno, que fue víctima de agresiones y torturas por parte de sus excompañeros, ha declarado ante el fiscal de la región desde Canadá, país al que emigró tras los traumáticos episodios en 2021. En su testimonio, recordó que en julio de 2020 denunció los actos de violencia a los que fue sometido, los cuales ocurrieron entre noviembre de 2018 y junio de 2020. El ingeniero señaló que los maltratos comenzaron poco después de un mes de unirse a la Unidad de Desarrollo del Hospital Base San José de Osorno, responsabilizando inicialmente a sus excompañeros Erardo Gallardo y Jairo Báez. Según lo expuesto en un reportaje de The Clinic, el ingeniero relató: “Desde noviembre de 2018 comencé a recibir bromas de parte de los integrantes de la unidad. No había problema con ello, pues no eran cosas malas, pero el señor Erardo Gallardo paulatinamente comenzó a extralimitarse con sus bromas y en su trato verbal hacia mí”. El hostigamiento incluía el uso de un juguete Nerf para disparar proyectiles plásticos, llegando incluso a impactar en el ojo del ingeniero. Además, se escondían objetos de su escritorio y recibía comentarios despectivos por parte de sus compañeros. Por otro lado, Jairo Báez fue identificado como la persona que inició las agresiones físicas. La víctima recordó: “Mostraba una actitud inmadura y aplicaba violencia con el pretexto moral de que quería hacerme más ‘hombre’. Muchas veces se excedía: me apretaba o pegaba fuerte. Cuando yo ya perdía la paciencia y me defendía, él reaccionaba peor, al punto de que terminaba con más moretones”. Las agresiones alcanzaron un nivel alarmante cuando el exfuncionario fue grabado sin consentimiento en el baño y fotografiado mientras se cambiaba, imágenes que fueron difundidas entre sus colegas. Incluso hubo casos en los que Gallardo se hizo pasar por la víctima para realizar acciones perjudiciales como bloquear su tarjeta bancaria. El acoso no solo se limitó a lo físico, sino que también incluyó comentarios ofensivos sobre la familia del ingeniero. Este ambiente hostil generó estrés en la víctima, quien sufrió lesiones graves como una fractura en uno de sus dedos debido a las agresiones. Al finalizar su declaración, el afectado reflexionó: “Pese a que algunas personas hacen bien su trabajo, y considerando que yo era nuevo y dependía de ellos, el clima laboral es importante y pienso que si una persona le molesta algo deben parar,tal vez un poco también es responsabilidad mía, en este caso porque debí haberlo informado antes”. Fuente: Publimetro
Un exfuncionario del Hospital de Osorno, que fue víctima de agresiones y torturas por parte de sus excompañeros, ha declarado ante el fiscal de la región desde Canadá, país al que emigró tras los traumáticos episodios en 2021. En su testimonio, recordó que en julio de 2020 denunció los actos de violencia a los que fue sometido, los cuales ocurrieron entre noviembre de 2018 y junio de 2020. El ingeniero señaló que los maltratos comenzaron poco después de un mes de unirse a la Unidad de Desarrollo del Hospital Base San José de Osorno, responsabilizando inicialmente a sus excompañeros Erardo Gallardo y Jairo Báez. Según lo expuesto en un reportaje de The Clinic, el ingeniero relató: “Desde noviembre de 2018 comencé a recibir bromas de parte de los integrantes de la unidad. No había problema con ello, pues no eran cosas malas, pero el señor Erardo Gallardo paulatinamente comenzó a extralimitarse con sus bromas y en su trato verbal hacia mí”. El hostigamiento incluía el uso de un juguete Nerf para disparar proyectiles plásticos, llegando incluso a impactar en el ojo del ingeniero. Además, se escondían objetos de su escritorio y recibía comentarios despectivos por parte de sus compañeros. Por otro lado, Jairo Báez fue identificado como la persona que inició las agresiones físicas. La víctima recordó: “Mostraba una actitud inmadura y aplicaba violencia con el pretexto moral de que quería hacerme más ‘hombre’. Muchas veces se excedía: me apretaba o pegaba fuerte. Cuando yo ya perdía la paciencia y me defendía, él reaccionaba peor, al punto de que terminaba con más moretones”. Las agresiones alcanzaron un nivel alarmante cuando el exfuncionario fue grabado sin consentimiento en el baño y fotografiado mientras se cambiaba, imágenes que fueron difundidas entre sus colegas. Incluso hubo casos en los que Gallardo se hizo pasar por la víctima para realizar acciones perjudiciales como bloquear su tarjeta bancaria. El acoso no solo se limitó a lo físico, sino que también incluyó comentarios ofensivos sobre la familia del ingeniero. Este ambiente hostil generó estrés en la víctima, quien sufrió lesiones graves como una fractura en uno de sus dedos debido a las agresiones. Al finalizar su declaración, el afectado reflexionó: “Pese a que algunas personas hacen bien su trabajo, y considerando que yo era nuevo y dependía de ellos, el clima laboral es importante y pienso que si una persona le molesta algo deben parar,tal vez un poco también es responsabilidad mía, en este caso porque debí haberlo informado antes”. Fuente: Publimetro
